“EL LEÓN DE MANATÍ” 
Era un anciano de “lagrimas y besos”, afectuosos, culto que luchó contra el analfabetismo y el ajeno, vivió la primavera de sus ideas poéticas tras mucho andar bajo las múltiples tapices del cielo colombiano y da las diversas formas del barro de nuestro país.
Santiago León Mosquera, era su nombre completo. Nombre que alternó con el seudónimo de LEÓN DELFÍN. Nació en Manatí (Atlántico) donde mora aun el conocido líder agrario PABLO ÁLVAREZ “El Tigre de Manatí” en el año 1917. Un gran hombre de buenos modales, agradable conversación, inspirado de una vida rica en esfuerzos, en búsqueda de la superación.
Profesor de diferentes colegios y normales del país en convención (n.s) en Cartago (Valle) Cartagena (Bolívar) como catedrático de Literatura. –Su orgullo fue haber formado una serie de hombres en el conocimiento literario.- Uno de sus alumnos destacados Billy Pontony exponente de la música colombiana y Alberto Guzmán en la crítica literaria.
Ha escrito más de 400 poemas entre ellos Ayer y Hoy, Primavera Ideal, Lágrimas y Besos, Nocturnal, en su última etapa de la vida donde descubrió ese mundo amplio, ancho y profundo de la poesía.
 
Como una muestra de su poesía, un verso. 
“En las heladas noches cuando el amor duerme
En el mezquino alero de un pobre corazón,
Entonces mi existencia ajena de reproches
Tejiendo va el ensueño donde he prendido un broche
Tejiendo va el ensueño donde he prendido un broche
 
Amaba la vida cual ninguno, y sobrevivió en muchísimos ataques de la muerte, ésta fue motivo también de inspiración de ahí esta poesía también inédita y en cuyos apartes expone: 
Tejiendo va el ensueño donde he prendido un broche
“Viajero que deambulas por sendas infinitas
A ti que tu pupila oculto nada está,
Te ruego, si te encuentras a la muerte inaudita,
Le digas que me dejes, que odio sus visitas,
Que no quiero encontrar al paso de mí andar.
Le digas que n quiero oír ni una palabra
De tantas que me ha dicho tratando de conquistar
A muchas voluntades que a mi vivir embargan,
Estando dentro de ellas aquellas que me halagan
Para llevar gozoso mi mundo cultural.
Le digas que no quiero mirar de sus facciones
Ese vacío abismoso que entre sus ojos va;
Que no espera siquiera que enturbie mis razones
Las que me marchan adscritas a las ensoñaciones
De ver terminadas al poeta en su cantar.-
Le dices que no siga en pos de mis andanzas
Que si insiste en seguirme, no sé qué pasará;
Que no siga haciendo oscuras acechanzas,
Que ya deben cansarle la gran desesperanza,
En que ella me ha sumido, por su seguir fatal.
 
					
